El traslado a México

La noche del miércoles, Julio César Chávez Jr. fue deportado de Estados Unidos y entregado a las autoridades mexicanas en la Garita Dennis DeConcini, en Nogales, Sonora. De inmediato, agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) ejecutaron la orden de aprehensión vigente en su contra y lo trasladaron al CEFERESO 11 de Hermosillo, un penal de máxima seguridad.

Según el Registro Nacional de Detenciones, la captura se efectuó a las 23:53 horas. Desde ahí, el exboxeador fue puesto a disposición del juez federal que libró la orden, marcando el inicio de un proceso legal que podría definir su futuro.

Los cargos en su contra

De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS), el hijo de la leyenda es señalado por delincuencia organizada y tráfico de armas, municiones y explosivos, delitos ligados al Cártel de Sinaloa. Tricia McLaughlin, subsecretaria del DHS, confirmó que su arresto en California estuvo vinculado a esta acusación:

“Este afiliado del Cártel de Sinaloa, con una orden de arresto vigente por tráfico de armas, municiones y explosivos, fue arrestado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE)”.

La detención no es un hecho aislado. En junio de 2024, Chávez Jr. ya había sido arrestado en Los Ángeles por posesión ilegal de armas, aunque entonces obtuvo beneficios legales tras aceptar una moción de desvío por motivos de salud mental.

Una sombra sobre la dinastía

Nacido en Culiacán, Sinaloa, el boxeador nunca ocultó sus vínculos con personajes cercanos al narcotráfico. Hoy, su situación legal no solo compromete su presente, sino que también ensombrece el legado de la familia Chávez, una de las más emblemáticas del deporte mexicano.

La FGR sostiene que existen pruebas de sus nexos con la organización criminal más poderosa de México, lo que deja al Jr. en el centro de un caso que podría marcar un antes y un después en su vida y en la historia de su apellido.