El regreso de Franco Colapinto a la Fórmula 1 estuvo lejos de ser el soñado. En su primera clasificación de la temporada, el piloto argentino de Alpine sufrió un aparatoso accidente en el Gran Premio de Emilia-Romaña, que no solo arruinó su sábado en Imola, sino que dejó a todos con el corazón en la boca por su violencia.

Un error en el momento más crítico

Después de perderse los primeros seis Grandes Premios del año, Colapinto recibió la oportunidad de volver a subirse al monoplaza tras reemplazar oficialmente a Jack Doohan. El joven argentino, que había corrido las últimas nueve fechas del campeonato pasado con Williams, fue promovido por Alpine para este nuevo ciclo.

Sin embargo, en los instantes finales de la Q1, cuando intentaba cerrar una vuelta rápida que le asegurara el pase a la Q2, cometió un error en la curva 3. Al pisar la grava con la rueda trasera derecha, el coche perdió estabilidad y se fue directamente contra las protecciones, generando un impacto que detuvo momentáneamente la sesión.

Aunque el piloto salió ileso, el accidente dejó secuelas mecánicas que podrían comprometer su posición de salida. Colapinto partirá desde el puesto 15 en la carrera del domingo (13:00 GMT), aunque está a la espera de una posible sanción si el equipo debe cambiar componentes clave como la caja de cambios o el motor.

Un regreso con sabor amargo

El accidente de Colapinto no fue el único de la jornada. Minutos antes, una bandera roja ya había interrumpido la sesión debido a otro fuerte choque, esta vez protagonizado por Yuki Tsunoda, piloto de Red Bull, lo que convirtió la Q1 en una de las más accidentadas del año.

A pesar del golpe, Colapinto se mostró optimista en el paddock y confía en poder redimirse en la carrera. El joven piloto sabe que cada minuto en pista es vital para afianzarse en la máxima categoría, pero también que los errores, en la F1, se pagan caro.