El regalo de despedida de Ferrari a Carlos Sainz
Algunos pilotos dejan huella en Ferrari, pero Carlos Sainz se va con su nombre grabado en la historia de Maranello. Tras cuatro temporadas inolvidables, marcadas por su primera victoria en Silverstone y una Scuderia que volvió a soñar con el campeonato mundial, Sainz se despide del equipo italiano con un homenaje único: Ferrari le ha obsequiado el F1-75, el monoplaza que lo llevó a la gloria en el Gran Premio de Gran Bretaña 2022.
Este monoplaza, con el dorsal 55 que lució en sus momentos más memorables, es más que un regalo. Es un símbolo de su impacto en Ferrari y su capacidad para emocionarse y emocionar, tanto dentro como fuera de la pista. La primera victoria de Sainz en Silverstone fue un punto de inflexión, no solo para él, sino también para la escudería y los tifosi. Aquella carrera, llena de tensión y estrategia, culminó con un triunfo celebrado como si fuese un título mundial, con la icónica frase “stop inventing” como parte del relato.
El gesto de Ferrari con Sainz no es algo común, pero sí reservado para sus grandes pilotos. Leyendas como Fernando Alonso y Sebastian Vettel también recibieron monoplazas históricos, pero el caso de Sainz tiene un matiz especial: no solo es recordado por sus estadísticas, sino por su carisma, templanza y conexión con los aficionados.
El adiós de Sainz no ha pasado desapercibido. Días antes del anuncio oficial, fue visto rodando en el circuito de Fiorano al volante del F1-75, acompañado por su padre, Carlos Sainz Sr., quien también pilotaba un Ferrari. Una imagen que encapsula perfectamente la unión de legado, familia y pasión que definió su paso por la Scuderia.
Ferrari ha querido inmortalizar su contribución no solo con este obsequio, sino también dejando abierta la puerta para un posible regreso en el futuro. Aunque su salida deja un vacío difícil de llenar, el impacto de Sainz en el equipo y en el corazón de los tifosi perdurará. Ahora, con el F1-75 en su garaje, Carlos no solo tendrá un recuerdo tangible de su etapa en rojo, sino también un símbolo de que su tiempo en Ferrari fue mucho más que una simple estadía: fue una etapa de leyenda.