El campeón del mundo Max Verstappen vuelve a estar en el centro de los rumores que sacuden a la Fórmula 1. En plena pausa veraniega, unas imágenes publicadas por Autosprint lo mostraron compartiendo un yate en la exclusiva Costa Esmeralda, en Cerdeña, junto al jefe de Mercedes, Toto Wolff.

El encuentro, que podría haber sido meramente social, ha reavivado las especulaciones sobre un futuro cambio de equipo del neerlandés, especialmente después de que él mismo confirmara que seguirá en Red Bull hasta 2026, pero dejando abierta la incógnita de lo que podría suceder con el nuevo reglamento técnico.

Un contexto de incertidumbre en Red Bull

La reunión llega en un momento delicado para Red Bull Racing, que recientemente cerró la era de Christian Horner. El exdirector y CEO fue oficialmente desvinculado de los cuatro cargos clave que ocupaba en las empresas británicas vinculadas a la escudería, consolidando el control desde Austria.

El despido de Horner, sumado a tensiones internas y rumores de fricciones con Jos Verstappen, padre de Max, ha encendido las alarmas en Milton Keynes. Sin su figura histórica y con el futuro del tricampeón como piedra angular del proyecto, cualquier gesto que lo vincule a Mercedes se interpreta como una amenaza.

Mercedes y la estrategia de Wolff

En Mercedes, el futuro de George Russell aún no está asegurado, y los rumores apuntan a que Wolff podría estar dejando la puerta abierta para intentar fichar a Verstappen en 2027, cuando finalice su contrato. La presencia del jefe de las “flechas plateadas” en un yate con el piloto más codiciado de la parrilla no hace más que alimentar esta narrativa.

Mientras tanto, el propio Wolff nunca ha ocultado su interés por Verstappen, a quien dejó escapar cuando era adolescente y desde entonces ha tenido que sufrir como máximo rival. La foto de ambos durante las vacaciones ha sido suficiente para que la prensa y la afición interpreten que algo más que un paseo por el mar podría estar en juego.

Con la temporada en pausa, las negociaciones y estrategias se mueven fuera de los circuitos. Si Red Bull no logra mantener contento a su campeón con un monoplaza competitivo para 2026, el horizonte podría teñirse de gris para la escudería, y de plata para Verstappen.