Han pasado más de once años desde que Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, sufrió un grave accidente de esquí en Méribel, Francia, que cambió por completo el rumbo de su vida. Desde entonces, su estado de salud se ha mantenido bajo un estricto hermetismo, impuesto por decisión de su familia, liderada por su esposa Corinna, firme defensora de su privacidad absoluta. Sin embargo, una reciente investigación del diario británico The Telegraph ha revelado un dato clave que ha captado la atención del mundo del automovilismo: solo tres personas, fuera del entorno familiar, tienen acceso directo al expiloto.

Tres nombres con historia en Ferrari

Estas tres personas privilegiadas están profundamente ligadas a la trayectoria deportiva de Schumacher. El primero es Jean Todt, ex jefe del equipo Ferrari y considerado una figura casi paterna para el alemán. Según ha declarado en entrevistas reservadas, suele visitarlo unas dos veces al mes, e incluso ven juntos las carreras de F1 en televisión. El segundo es Ross Brawn, ex director técnico de Ferrari y amigo cercano de Michael, quien ha manifestado en algunas ocasiones su esperanza en una recuperación, aunque sin revelar detalles específicos.

El tercer nombre mencionado por The Telegraph es el de Gerhard Berger, ex piloto austríaco y viejo conocido de Schumacher. Aunque su acceso no ha sido confirmado oficialmente por la familia, varias fuentes cercanas al entorno aseguran que ha logrado entrar en ese restringido círculo de confianza que rodea al heptacampeón desde su accidente el 29 de diciembre de 2013, cuando sufrió un grave traumatismo craneoencefálico al golpearse la cabeza contra una roca mientras esquiaba fuera de pista.

Un muro de privacidad impenetrable

La residencia actual de Schumacher, que según diferentes versiones se encuentra entre Suiza y Mallorca, se ha convertido en un auténtico bastión de privacidad. Todo contacto externo está cuidadosamente controlado por su esposa Corinna y su portavoz, Sabine Kehm, quienes han defendido siempre que, así como Michael protegió a su familia durante su carrera, ahora es su familia quien debe protegerlo a él. Esta estrategia incluye medidas estrictas, como la prohibición del uso de teléfonos móviles en eventos familiares y el control absoluto de cualquier manifestación pública.

Un ejemplo de esta política de discreción fue la reciente firma de un casco de Jackie Stewart con las iniciales "MS", destinado a una subasta benéfica. Cada gesto, cada acción relacionada con Schumacher, pasa por el filtro directo de su familia y su círculo más íntimo.

Aunque el estado de salud del alemán sigue siendo un misterio, el hecho de que solo Todt, Brawn y Berger tengan acceso directo a él dice mucho sobre los lazos de confianza forjados en la época dorada de Ferrari. En medio del silencio y la incertidumbre, ellos representan el último puente entre Michael Schumacher y el mundo del automovilismo que nunca ha dejado de admirarlo.