Solo cinco jugadores en toda la historia saben lo que es ganar al menos 3 veces el Balón de Oro. El último que lo logró antes de que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo empezaran su época dorada fue él, Marco van Basten.

Apodado el Cisne de Utrecht por su elegancia, Van Basten ganó el primero de sus tres Balones de Oro en 1988. Solo cinco años después jugaría su último partido, con apenas 28 años. Sus recurrentes lesiones de tobillo le hicieron vivir un infierno entre operaciones, infiltraciones y un dolor insoportable. En esos cinco años se convirtió en uno de los mejores delanteros de todos los tiempos.

Para el recuerdo queda lo que hizo con la selección neerlandesa en la Eurocopa de 1988 y que le valió su primer Balón de Oro. Era apenas su primer torneo de selecciones y, sin ser titular en el primer partido, acabó siendo el gran héroe del primer título de la “Naranja Mecánica”. Hat-trick contra Inglaterra, gol ganador contra Alemania en semifinales y esta obra de arte en la final contra la Unión Soviética. Sigue siendo uno de los mejores goles de la historia del fútbol.

A nivel de clubes explotó en la Eredivisie de la mano del Ajax y después dio el salto a un Milan con el que conquistó tres Series A, pero sobre todo, tocó el cielo con dos Copas de Europa de manera consecutiva.

Fueron sus mejores años, pero ni las lesiones ni el dolor en su tobillo derecho lo abandonaron. En 1993 su tobillo dijo basta. Después de varias operaciones que no dieron resultado, Marco van Basten se despedía del fútbol un 18 de agosto de 1995, eso sí, convertido en leyenda.