No ganaron ningún partido, recibieron 17 goles y se marchan eliminados… pero para el Auckland City, el Mundial de Clubes 2025 será inolvidable. El modesto equipo semiprofesional de Nueva Zelanda se lleva un premio de 3.58 millones de dólares sólo por participar y uno más por el empate ante Boca Juniors, una cifra que cambiará por completo la historia del club y de sus jugadores.

Albañiles, peluqueros… y héroes

El equipo más humilde del torneo estuvo conformado por futbolistas que, más allá del campo, trabajan como albañiles, peluqueros, baristas o profesores. La mayoría de ellos tuvo que pedir permiso en sus trabajos para poder representar a su país en la máxima vitrina de clubes del planeta. Y aunque fueron goleados en sus dos presentaciones, se llevan un premio millonario y el reconocimiento del mundo entero.

El premio más grande de sus vidas

Auckland City se va del Mundial con más dinero del que jamás habían imaginado. La cifra que recibirán super y por mucho al ingreso más alto en la historia del club, que no está entre los gigantes de Nueva Zelanda, pero que ha hecho de la pasión por el juego su bandera. 

Algunos de sus jugadores ganan apenas 90 dólares por semana, y esta experiencia no solo cambia sus vidas: reivindica su esfuerzo, su entrega y su amor por la camiseta. Esta hazaña será recordada durante generaciones.

El profesor que hizo historia

Uno de los grandes protagonistas del torneo fue Christian Gray, defensor central y profesor de educación física en un colegio de Auckland. Le tocó marcar a gigantes como Harry Kane y Edinson Cavani, y aunque recibió goles, su entrega conmovió. Luego de su anotacion ante los Xeneizes, seguro será recibido como un héroe por sus alumnos y compañeros al volver a clases. Porque lo que hizo sobre el campo va mucho más allá de un resultado.

Regreso a casa con un sueño cumplido

Ahora, estos futbolistas semiprofesionales volverán a sus trabajos, a sus vidas “normales”, pero ya no serán los mismos. Se marchan del Mundial de Clubes como héroes, habiendo demostrado que no todo es dinero en el fútbol. Su historia nos recuerda por qué amamos tanto este deporte: por su espíritu, su pasión y su amor por la pelota. Auckland City no ganó en la cancha, pero se ganó el respeto y el corazón del mundo entero.