¿Qué fue lo que sucedió?

El mural ubicado en el barrio de Lutxana que celebra el título de Copa del Rey del Athletic Club, creado por el artista Carlos López en marzo de 2024 antes de la final de Copa, mostraba originalmente a los hermanos Iñaki y Nico Williams. Con el tiempo, el pintor añadió las imágenes de Iker Muniain levantando el trofeo y de Óscar de Marcos.

Días atrás, la cara de Nico apareció borrada con pintura roja —del mismo tono que predomina en el mural— acompañada por la frase en euskera "Joan edo geratu, errespetua galdu duzu" ("Te vayas o te quedes, has perdido el respeto"). Un mensaje claro de enojo por parte de algunos aficionados, molestos ante la posibilidad de que el menor de los Williams abandone al Athletic Club para fichar por el Barcelona.

La imagen volvió… pero, ¿también el cariño?

Tras el ataque, el Athletic Club condenó públicamente el acto y recalcó que no representa los valores de la institución. El propio club contactó al autor del mural para iniciar su restauración.

Este viernes, Carlos López comenzó a reparar la obra con apoyo del equipo, y la imagen de Nico Williams ya vuelve a lucir en el paisaje urbano de Barakaldo. Pero una cosa es restaurar un mural... y otra muy distinta recuperar la conexión con la afición.

Un gesto institucional, no emocional

Aunque el club haya respaldado la restitución del rostro de su jugador, la relación con la afición sigue tensionada. Muchos hinchas aún reprochan la intención de Nico de dejar el club, y las críticas no han cesado.

En los despachos, tampoco hay indiferencia. Aunque en público se mantiene el discurso institucional, internamente hay decepción. La planificación a largo plazo giraba en torno a Nico Williams como pieza clave del proyecto, y su partida obligará al Athletic a replantear su futuro sin su gran figura.