Problemas para el Chelsea: se complica el nuevo estadio
Stamford Bridge se ha quedado muy por detrás de otros estadios de equipos grandes y sus planes de construir uno nuevo han quedado en suspenso.
Los planes del Chelsea de construir un nuevo estadio están estancados, después de que la opción de trasladarse a la zona de Earl's Court en el oeste de Londres haya quedado en suspenso.
El diario británico "The Guardian" explicó este martes que el Chelsea exploró la opción de trasladarse de su residencia actual de Stamford Bridge, en la zona de Fulham Broadway, a la cercana Earl's Court, donde la compañía Earl’s Court Development Company (ECDC) pretende llevar a cabo un proyecto de construcción de viviendas, oficinas, espacios de compras y un parque urbano.
Sin embargo, la propia ECDC, ante la noticia de "The Guardian", publicó un comunicado negando que exista la posibilidad de construir un estadio para el Chelsea en sus planes.
La empresa presentará el proyecto a los ayuntamientos de la zona la próxima semana y en caso de recibir luz verde, el Chelsea verá reducidas sus opciones para mudarse del actual Stamford Bridge, que con capacidad para 40.000 espectadores, se ha quedado muy por detrás del resto de estadios de equipos grandes en la Premier League.
La opción principal para el Chelsea sigue siendo la de renovar el actual estadio, ya sea con una remodelación o derribando el campo y construyendo uno nuevo, y para ello se adquirió hace unos meses una de las parcelas cercanas, que solía ser una residencia para veteranos de guerra.
Sin embargo, esto presenta varios inconvenientes, por la presencia cercana de una línea de metro, que complica las obras, y la necesidad de jugar en otro estadio durante el tiempo de construcción, como podría ser Wembley. Esta opción ya la utilizó el Tottenham Hotspur desde mediados de 2017 hasta la primavera de 2019, cuando se mudó a su nuevo Tottenham Hotspur Stadium tras el derribo de White Hart Lane.
Además, cualquier mudanza fuera de Stamford Bridge necesitaría ser aprobada por el 76 % de los socios de Chelsea Pitch Owners, el grupo de aficionados que poseen la licencia de los terrenos en los que se sustenta el actual estadio.
Esta medida se tomó en los años 90 para evitar que el estadio pudiera ser vendido por el club.