Antonio Conte llegó a Nápoles con el objetivo de reconstruir un equipo roto, devolverlo a Europa y pelear entre los grandes. Nadie imaginaba que ese mismo equipo levantaría el ‘Scudetto’, algo que logró este viernes con una victoria 2-0 ante el Cagliari.

Conte al rescate

Ni siquiera la llegada de Conte, sin equipo desde marzo de 2023, ilusionó. A pesar de sus cuatro Scudetti previos (tres con Juve, uno con Inter), las expectativas eran mínimas. Pero el técnico impuso su mentalidad ganadora y reconstruyó al equipo.

Conte apostó por Lukaku, al que ya conocía del Inter. Fue su referencia arriba. Pero la gran sorpresa fue el escocés Scott McTominay, que llegó desde el Manchester United y firmó 12 goles y 4 asistencias. Se convirtió en la gran revelación del torneo.

Explosión y presión mediática

Pese a tener un equipo que no estaba para títulos, Conte compitió hasta el final con el Inter. Aun así, lanzó un mensaje claro sobre su continuidad:n “Me he integrado muy bien en Nápoles, pero tengo una responsabilidad… No quiero estar al frente de situaciones que requieren un milagro y no una planificación seria.”

Desde la tribuna, expulsado ante el Parma, Conte vivió el partido decisivo. Sufrió con el gol del Inter al Como, pero celebró la chilena de McTominay y el gol de Lukaku que selló el título. Un Scudetto menos vistoso que el de Spalletti, pero igual de histórico. Solo cinco veces ha viajado el título al sur de Italia. Una a Cagliari. Las otras cuatro, a Nápoles.

Este fue el Scudetto de Conte, un milagro táctico y emocional. Y ahora, con el trabajo hecho, deberá decidir si sigue o no.