Un destino marcado en rojo

Cuando la UEFA sorteó el calendario de la Champions League, en Valdebebas hubo un destino que preocupó más que ningún otro: Almaty, Kazajistán. No era solo un viaje más, sino un desplazamiento de ocho horas en chárter —y hasta 24 horas para los aficionados con escalas— que obligaba a pensar en logística, descanso y adaptación al huso horario.

El reto no podía llegar en peor momento: apenas 24 horas después del doloroso 5-2 en el Metropolitano, los de Xabi Alonso tuvieron que subirse al avión rumbo a un escenario tan lejano como desconocido.

Clima, altitud y rutina alterada

Aunque las temperaturas rondarán los 15 °C, el frío seco y la altitud de la ciudad, a los pies de la cordillera Trans-Ili Alatau, exigen una preparación distinta. No es un destino habitual en la Champions, lo que obliga al Real Madrid a adaptarse a un entorno poco familiar.

El partido se disputará en el Ortalyq Stadion, con capacidad para 23.000 espectadores, a las 18:45 hora española (21:45 en Almaty). Ese horario, inusual para la rutina blanca, supone un reto extra en la planificación de entrenamientos y alimentación.

Xabi Alonso no guarda nada

La idea inicial era reservar titulares para evitar un desgaste innecesario, pero la derrota en el derbi y las bajas de Militao y Carvajal cambiaron el guion. Xabi Alonso decidió viajar con todos los jugadores disponibles, consciente de que cada pieza puede ser clave para retomar la senda del triunfo.

El equipo se concentró en el Intercontinental Almaty y completará su última práctica en el estadio local. El capitán del Madrid lo resumió con crudeza: “Hay que transformar esa frustración y tragar bilis para viajar a Almaty con fuerza y sacar los tres puntos”.