Este miércoles 21 de mayo, en el estadio San Mamés de Bilbao, se disputará la gran final de la UEFA Europa League 2024/25 entre dos clubes históricos que llegan heridos: el Tottenham Hotspur y el Manchester United.

Ambos quedaron muy lejos de sus objetivos en la Premier League, terminando en la parte baja de la tabla. Para los dos, esta final representa la única oportunidad de maquillar una temporada decepcionante y, de paso, conseguir el boleto directo a la próxima UEFA Champions League.

Amorim y Postecoglou, en busca de redención

El Manchester United inició la temporada con Erik ten Hag, pero tras malos resultados, fue despedido en octubre de 2024. En su lugar llegó Rúben Amorim, quien tomó las riendas en noviembre. Bajo su mando, el equipo tampoco logró levantar en liga, finalizando en la posición 16, pero sí encontró estabilidad en Europa, con una campaña sólida que incluyó un aplastante 7-1 global sobre el Athletic Club en semifinales.

Por su parte, el Tottenham de Ange Postecoglou mostró más regularidad en las primeras jornadas, pero se desinfló en la segunda mitad del curso. También terminó fuera de los puestos europeos vía liga, y al igual que el United, depende de esta final para evitar el desastre total.

Una final con mucho más que un trofeo en juego

Para el Tottenham, levantar la Europa League significaría cortar una larga racha sin títulos y volver al mapa internacional con fuerza. Para el Manchester United, se trata de demostrar que el cambio de proyecto con Amorim tiene sentido, y que aún pueden competir al más alto nivel.

La presión es inmensa. Lo que para otros sería una celebración, para estos dos clubes se ha convertido en una necesidad urgente. Solo uno saldrá de Bilbao con alivio; el otro, con una temporada que preferirá olvidar.