Un caso judicial ha sacudido al entorno de la NBA, luego de que un extrabajador de los Miami Heat fuera acusado de haber sustraído y vendido más de 400 camisetas de juego, muchas de ellas de alto valor histórico y económico. Se trata de Marcos Thomas Pérez, de 62 años, quien se presentó este martes ante un tribunal en el distrito de Florida tras ser vinculado a un esquema de robo y reventa de artículos oficiales del equipo.

De custodiar la historia… a lucrar con ella

Según información compartida por la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, Pérez se desempeñó como agente de seguridad de los Miami Heat entre 2016 y 2021. Luego, ejerció funciones como responsable de seguridad de la NBA para partidos disputados en Miami. En ambas etapas, tuvo acceso a un depósito privado donde se almacenaban camisetas de partidos pasados y otros objetos destinados a formar parte de un museo del equipo en el futuro.

Durante ese tiempo, el acusado habría aprovechado su posición para sustraer discretamente más de 400 camisetas, muchas de ellas usadas en partidos clave, así como otros artículos de valor vinculados a la historia del equipo.

Las investigaciones apuntan a que, tan solo entre 2017 y 2020, Pérez habría vendido más de 100 objetos robados por un monto cercano a los dos millones de dólares, distribuyéndolos a través de intermediarios y enviándolos a distintos estados del país.

Uno de los casos más impactantes mencionados por la fiscalía es la venta de una camiseta usada por LeBron James durante unas Finales de la NBA, la cual fue adquirida inicialmente por 100.000 dólares y más tarde revendida en una subasta de Sotheby's por la impresionante cifra de 3,7 millones de dólares.

Este escándalo no solo representa un golpe a la reputación de la franquicia de Miami, sino que también pone en entredicho los protocolos de seguridad internos de los equipos de la NBA, especialmente en lo que respecta a la preservación de objetos históricos.

Ahora, la justicia deberá determinar el grado de responsabilidad de Marcos Thomas Pérez en este caso, mientras el mundo del baloncesto observa con atención el desenlace de uno de los robos más llamativos en la historia reciente del deporte profesional estadounidense.