La peor noche en la historia del boxeo: Un peleador muere y otro es hospitalizado
La velada del 2 de agosto en Tokio dejó una tragedia sin precedentes: Shigetoshi Kotari falleció por una lesión cerebral y Hiromasa Urakawa fue hospitalizado tras sufrir un grave hematoma.
Una noche trágica en el Korakuen Hall
El mundo del boxeo quedó conmocionado tras lo ocurrido en el Korakuen Hall de Tokio. El pasado 2 de agosto, durante una velada que prometía espectáculo, la tragedia golpeó de lleno: el japonés Shigetoshi Kotari murió seis días después por una lesión cerebral sufrida en su combate ante Yamato Hata por el título superpluma de la Federación de Boxeo Oriental y del Pacífico (OPBF).
El duelo, pactado a 12 asaltos, terminó en empate, pero las consecuencias fueron devastadoras. Apenas abandonó el ring, Kotari, de 28 años y con un récord profesional de 8-2-2, colapsó y fue trasladado de urgencia al hospital. Allí, los médicos diagnosticaron un hematoma subdural que requirió cirugía inmediata.
En la misma velada, Hiromasa Urakawa también sufrió un grave traumatismo durante su enfrentamiento con Yoji Saito. Al igual que Kotari, fue operado de urgencia tras detectarle un hematoma cerebral.
El adiós a un guerrero
La Organización Mundial de Boxeo (OMB) confirmó el fallecimiento de Kotari, lamentando profundamente la pérdida de un púgil que apenas llevaba seis años como profesional, desde su debut en 2019 ante Lasben Sinaba. Su última victoria había sido en mayo de 2025 frente a Jonniel Laurente, lograda por decisión unánime.
“El mundo del boxeo lamenta el trágico fallecimiento del boxeador japonés Shigetoshi Kotari, quien sucumbió a las lesiones sufridas durante su pelea por el título el 2 de agosto. Un guerrero en el ring, un luchador de espíritu, se fue demasiado pronto”, expresó la OMB en un comunicado oficial.
Medidas inmediatas para prevenir tragedias
Tras lo ocurrido, la Comisión Japonesa de Boxeo tomó una decisión inmediata: a partir de ahora, los combates de la OPBF se disputarán a 10 asaltos en lugar de 12, con el objetivo de reducir el riesgo de lesiones graves.

Aunque la medida busca reforzar la seguridad de los boxeadores, la noche del 2 de agosto quedará marcada como una de las más oscuras en la historia reciente del boxeo, recordando que detrás de cada pelea hay vidas en juego.