¿Cuánto cuesta realmente un auto de Fórmula 1 en 2025?
Un auto moderno de Fórmula 1 cuesta alrededor de 16 millones de dólares, reflejando la cúspide de la tecnología automotriz, la innovación y la precisión en ingeniería.
Los autos de Fórmula 1 se encuentran entre los vehículos más caros y tecnológicamente avanzados del mundo. Se estima que el costo de un solo auto de F1 en 2025 es de aproximadamente 16 millones de dólares, aunque esto puede variar entre 12 y 20 millones de dólares dependiendo del equipo y las mejoras.
Esta cifra incluye el chasis, la unidad de potencia híbrida y la electrónica de última generación, pero excluye consumibles específicos de carrera como neumáticos y combustible.
Desde la introducción del tope de gasto—que para 2025 se establece en 140,4 millones de dólares—, los equipos han tenido que equilibrar cuidadosamente el gasto entre varios autos y actividades de desarrollo para mantener la competitividad.
Componentes clave que impulsan los costos
Los gastos más significativos en un auto de F1 provienen de la unidad de potencia híbrida y del chasis. Solo la unidad de potencia, con su sofisticado motor híbrido turbo V6 de 1,6 litros combinado con sistemas de recuperación de energía, representa hasta 12 millones de dólares del presupuesto total.
El chasis monocasco de fibra de carbono agrega aproximadamente otros 600.000 dólares. Otros elementos de alto costo incluyen sistemas de suspensión avanzados (hasta 4 millones de dólares), componentes aerodinámicos como los alerones delantero y trasero, sistemas de frenos y unidades de control electrónico, todos diseñados para lograr la máxima precisión y rendimiento.
Cada componente está diseñado para maximizar la velocidad, la seguridad y la eficiencia, lo que eleva los costos con la innovación tecnológica año tras año.
Costos operativos e implicaciones del tope de presupuesto
Más allá de la construcción del auto, los equipos enfrentan costos operativos significativos durante los fines de semana de carrera, incluidos los neumáticos, que superan los 35.000 dólares por piloto por evento, y los gastos de combustible.
Estos costos continuos, junto con el presupuesto de desarrollo, están sujetos al régimen del tope de gasto de la FIA, introducido para promover la competencia justa y controlar el gasto excesivo. Este tope limita a los equipos a aproximadamente 140 millones de dólares anuales en gastos relacionados con el rendimiento, lo que obliga a tomar decisiones estratégicas de presupuesto.
A pesar de estos controles, la F1 sigue siendo un deporte de millones de dólares impulsado por la innovación constante, convirtiendo a cada auto en una obra maestra de ingeniería e inversión.