La vida de Dani Alves ha dado un giro tan profundo como inesperado. El exjugador de la selección de Brasil y figura histórica de clubes como el FC Barcelona, Juventus y Sevilla, ha dejado atrás los focos del fútbol para abrazar por completo la fe cristiana. Tras pasar catorce meses en prisión preventiva por una acusación de agresión sexual, el brasileño ha emergido de su etapa más oscura convertido, según sus propias palabras, en un “discípulo de Cristo Jesús”.

Un juicio mediático y un nuevo comienzo

El caso de Dani Alves mantuvo en vilo a la opinión pública durante más de un año. En 2022, fue acusado de agredir sexualmente a una joven en una discoteca de Barcelona, lo que derivó en su reclusión en el complejo penitenciario Brians 2. Durante ese tiempo, el exfutbolista enfrentó una caída abrupta desde el estrellato mundial hasta la incertidumbre judicial.

Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anuló la condena al encontrar inconsistencias en las pruebas, una resolución que le devolvió la libertad y, con ella, la posibilidad de reescribir su historia. A sus 42 años, el que alguna vez fue uno de los jugadores más laureados del planeta parece haber encontrado un nuevo propósito lejos de los estadios.

“Hay que tener fe, hermanos míos, yo soy la prueba de eso. Porque lo que Dios promete, lo cumple”, declaró el brasileño durante un evento religioso, reflejando su profunda transformación espiritual.

De futbolista a predicador: “Yo hice un pacto con Dios”

Alejado del fútbol profesional, Dani Alves ha volcado su vida a la fe y a su familia. En redes sociales, donde acumula más de 35 millones de seguidores, su imagen deportiva ha sido reemplazada por mensajes bíblicos, reflexiones sobre el perdón y versículos espirituales. En su biografía de Instagram ya se presenta simplemente como “discípulo de Cristo Jesús”.

El exjugador participó recientemente en el tercer congreso de jóvenes de la Iglesia Elim de Girona, donde compartió su testimonio frente a cientos de fieles. “En medio de la tempestad, siempre hay un mensajero de Dios. En mi peor momento, Él me recogió, me llevó al camino y hoy estoy aquí gracias a eso”, expresó visiblemente emocionado.

Durante su intervención, reveló además un compromiso personal asumido durante su estancia en prisión: “Yo hice un pacto con Dios: Te voy a servir, pero cuida de mi casa y de los corazones de quienes no me abandonaron”.

Fe, familia y redención

El cambio también ha impactado su vida personal. Tras meses de distanciamiento, Alves ha retomado su relación con su esposa, la modelo Joana Sanz, con quien celebró recientemente el nacimiento de su primera hija mediante fecundación in vitro.

Así, el hombre que alguna vez brilló con trofeos y goles ahora busca su redención lejos del césped. De ídolo del fútbol a creyente fervoroso, Dani Alves vive una nueva etapa marcada por la fe, el perdón y la esperanza de reconstruir su vida desde los altares.