Arsenal sufrió más de lo esperado para conseguir una victoria crucial por 2-1 ante Wolverhampton Wanderers en la jornada 16 de la Premier League, disputada ayer en el Emirates Stadium. El marcador final fue estrecho, pero los tres puntos permiten a los Gunners consolidar y ampliar su liderato en la tabla de posiciones.

El duelo arrancó con un Arsenal que dominó la posesión y el territorio, aunque con escasa claridad en el último tercio del campo. La apertura del marcador llegó en el minuto 70, de forma accidental: un tiro de esquina de Bukayo Saka acabó en un autogol de Sam Johnstone, portero del Wolves, tras un mal despeje bajo presión del ataque local.

Wolverhampton, que ocupa el último lugar de la liga y aún no ha logrado una victoria en el campeonato, no bajó los brazos. En el minuto 90, el suplente Tolu Arokodare igualó el marcador con un potente cabezazo tras un centro bien colocado. El empate parecía inminente, pero en el tiempo de descuento, otro desafortunado autogol —esta vez de Yerson Mosquera bajo la presión de Gabriel Jesus— selló el triunfo para Arsenal en el minuto 94.

Con esta victoria, los dirigidos por Mikel Arteta alcanzaron 36 puntos y ampliaron su ventaja en la clasificación, quedando cinco puntos por delante del Manchester City, que tiene un partido menos. Este colchón les da mayor tranquilidad de cara al tramo navideño del calendario y refuerza sus aspiraciones de levantar el título de la Premier League al final de la temporada.

A pesar de la victoria, Arteta reconoció después del partido que su equipo no estuvo a su mejor nivel, especialmente en la finalización y en fases defensivas, aunque resaltó la importancia de seguir sumando.