Un robo con firma interna: la traición más dolorosa

Iker Casillas nunca imaginó que el golpe más inesperado de su vida no llegaría desde el campo de juego, sino desde el interior de su propio hogar. El exportero del Real Madrid y de la Selección Española descubrió recientemente que había sido víctima de un robo de relojes de lujo valorados en más de 50.000 dólares, perpetrado por dos personas de su círculo cercano: su empleada doméstica y el esposo de esta, quien trabajaba como vigilante de seguridad en la exclusiva urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón.

Según fuentes policiales, la pareja aprovechó su posición de confianza y su conocimiento de los movimientos del exfutbolista para ejecutar un plan tan arriesgado como ingenioso. Accedían a su vivienda sin levantar sospechas y sustituían los relojes auténticos por imitaciones casi idénticas, lo que permitió que el robo pasara inadvertido durante meses. Solo cuando Casillas decidió revisar su colección notó las diferencias y dio aviso inmediato a las autoridades.

El plan perfecto que terminó en detención

La Policía Nacional, tras recibir la denuncia, desplegó una investigación exprés que culminó con la detención del matrimonio responsable del hurto. Ambos fueron arrestados cuando intentaban abandonar el país, tras haberse deshecho de parte de las piezas.

Durante la operación, los agentes recuperaron dos de los relojes sustraídos: uno completo y otro por piezas, aunque el resto de la colección sigue desaparecida. Las pesquisas también confirmaron que la pareja actuó con total conocimiento del entorno del exguardameta, aprovechando los momentos en que Casillas no se encontraba en casa.

El detalle que más sorprende a los investigadores es el nivel de precisión del engaño. Las réplicas que colocaron en lugar de los originales eran de una calidad tan alta que solo un ojo experto podía notar la diferencia. Este nivel de planificación llevó a los agentes a considerar que no se trató de un simple robo doméstico, sino de un delito organizado con experiencia previa.

El valor sentimental detrás de los relojes

Más allá del dinero, lo que más duele a Casillas es el valor emocional de las piezas robadas. Su colección incluía modelos de marcas icónicas como Rolex, Omega, Audemars Piguet e IWC, relojes que había adquirido a lo largo de su carrera profesional y que representaban momentos clave de su trayectoria.

Uno de los relojes más preciados era un modelo de oro que, según se estima, superaba los 50.000 dólares. Pero el exguardameta no valora solo su precio, sino los recuerdos asociados a ellos: regalos tras títulos, premios y celebraciones. Por eso, más allá de la pérdida económica, el robo ha significado una profunda decepción personal, especialmente por la implicación de personas que formaban parte de su entorno cotidiano.

Una lección amarga y un fenómeno en aumento

Este caso ha encendido las alarmas en los cuerpos de seguridad, que señalan un aumento de robos dirigidos a deportistas y figuras públicas. La Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) ha advertido del auge de bandas especializadas en sustraer relojes de lujo en zonas exclusivas de Madrid, Barcelona y la Costa del Sol.

Por ahora, la investigación continúa abierta, y la Policía trabaja para recuperar el resto de las piezas robadas y determinar si el matrimonio detenido participó en otros delitos similares. Mientras tanto, Casillas se mantiene en silencio público, pero fuentes cercanas aseguran que el exportero está “profundamente dolido y decepcionado” por lo ocurrido.

El robo no solo deja al descubierto una vulnerabilidad física, sino también emocional: la traición de quienes más cerca estaban de él.