El debut de Boca Juniors en el Mundial de Clubes fue todo menos tranquilo. El empate 2-2 frente a Benfica en el Hard Rock Stadium desató una mezcla de euforia, enojo y orgullo entre los hinchas que coparon las tribunas del estadio en Miami.

Y si el partido fue intenso, las declaraciones después del pitazo final lo fueron aún más.

El árbitro en la mira

Varios aficionados celebraron el resultado como una muestra de carácter, pero otros no pudieron ocultar su bronca. El principal blanco de las críticas: el árbitro mexicano que dirigió el encuentro.

“El árbitro favoreció al otro equipo, no nos quería. No nos reconocía. Nos robaron”, aseguró un hincha. Otro fue más allá: “No fue penal. Nos robaron. Desde lo de Maradona, los mexicanos no nos quieren.”

Algunos incluso lanzaron frases más duras: “Los mexicanos no existen. No sé por qué nos odian.”

Entre la bronca y el amor: “Esto es Boca”

Pero entre quejas y reproches, el amor por el club siguió intacto. Muchos viajaron desde Argentina, otros desde distintas partes del mundo, y todos coincidieron en una idea: valió la pena.

“Vendí el auto, me vine igual. Tengo toda la vida para comprarme otro, esto es único”, decía un hincha. Otro, más directo: “Me peleé con mi jefe para que me dé vacaciones. No me importó nada.”

El ambiente fuera y dentro del estadio fue una fiesta. Bombos, banderas, camisetas y cantos convirtieron a Miami en una sucursal de La Boca. “Esto es la República de Boca, amigo. Ganemos o no, siempre vamos a estar.”

Boca desata la locura en Miami

En lo deportivo, el empate mantiene con vida al equipo en el torneo, pero fuera de la cancha quedó claro que Boca ya ganó en las tribunas. El aliento, la pasión y los sacrificios de su gente volvieron a marcar la diferencia.

El siguiente partido será clave, pero si este fue solo el comienzo, la locura xeneize recién empieza.