El próximo martes, el Etihad Stadium vivirá una noche especial: será el último partido en casa de Kevin De Bruyne con el Manchester City, tras una década de éxitos. Sin embargo, Pep Guardiola ha dejado claro que no garantiza la titularidad del mediocampista belga en este encuentro crucial ante el Bournemouth, donde los 'citizens' se juegan su clasificación a la próxima Liga de Campeones.

“Lo que Kevin quiere es que ganemos el partido para clasificarnos a la Champions League la próxima temporada. Eso es lo que Kevin quiere. No puede ser de otra manera. Voy a decidir lo mejor para que tengamos la mejor oportunidad de ganar el partido contra Bournemouth”, expresó Guardiola en conferencia de prensa. 

Una despedida sin certezas

De Bruyne, de 33 años, anunció el pasado 4 de abril que dejará el Manchester City al finalizar la temporada 2024-25, poniendo fin a una etapa en la que conquistó múltiples títulos, incluyendo seis Premier League y una Champions League.

A pesar de su legado, su participación en el último partido en casa no está asegurada. Guardiola ha enfatizado que la decisión dependerá del estado físico del jugador y de las necesidades tácticas del equipo en un encuentro clave para asegurar su presencia en la máxima competición europea la próxima campaña.

El Manchester City se encuentra actualmente en la sexta posición de la Premier League, con 65 puntos, y necesita sumar al menos cuatro puntos en sus dos últimos partidos para garantizar su clasificación a la Champions League. 

Un adiós en suspenso

La posibilidad de que De Bruyne no sea titular en su despedida del Etihad ha generado diversas reacciones entre los aficionados, quienes esperaban rendir homenaje a uno de los jugadores más emblemáticos de la era Guardiola.

Sin embargo, el técnico ha sido claro en su enfoque: el objetivo principal es asegurar la clasificación europea, y cualquier decisión sobre la alineación se tomará en función de ese objetivo.

Así, el último capítulo de De Bruyne en el Etihad podría escribirse desde el banquillo, en una noche donde el pragmatismo deportivo podría imponerse al reconocimiento emocional.