La intención del cambio de reglamento era animar la carrera, conocida por ser una procesión en el estrecho circuito urbano de Montecarlo, aumentando la complejidad estratégica. Sin embargo, el resultado fue una carrera dominada por la acción en boxes y las tácticas de equipo, más que por batallas en pista.

Pilotos como Carlos Sainz afirmaron abiertamente que la regla “salió mal”, lamentando que los equipos recurrieran a manipular el ritmo de carrera haciendo que un piloto redujera deliberadamente la velocidad para frenar a los rivales y así permitir que su compañero entrara a boxes con espacio libre.

Esta táctica, empleada notablemente por Racing Bulls y Williams, frustró a varios competidores y aficionados, ya que priorizó los juegos estratégicos sobre el espectáculo en pista. Sainz calificó el espectáculo como “algo que no me gusta ver” y advirtió que, sin cambios regulatorios adicionales, esta manipulación continuará.

Pilotos top: “Mario Kart” y “Carrera fea”

Max Verstappen, quien lideró gran parte de la carrera hasta su última parada, fue tajante en su evaluación: “Aquí no se puede correr. No importa lo que hagas. Una parada, diez paradas.” Comparó la experiencia con “Mario Kart”, burlándose del carácter artificial de la carrera y de lo inútil que resulta intentar adelantar en un circuito tan estrecho.

Alex Albon de Williams calificó la carrera de “muy fea” y se disculpó con los aficionados por el pobre espectáculo. Explicó que la regla de las dos paradas obligó a los pilotos a reducir la velocidad el doble que antes, haciendo que la carrera fuera aburrida y frustrante.

El piloto de Mercedes, George Russell, también expresó su molestia, calificando la carrera de “bastante tonta” y lamentando la falta de competición real.

Opiniones divididas y llamados a más cambios

No todas las opiniones fueron negativas. Lando Norris, de McLaren, quien ganó la carrera desde la pole, describió el evento como “mucho más emocionante que el Mónaco de siempre”, mientras que Christian Horner, de Red Bull, lo consideró una “mejora” respecto a las procesiones de años anteriores.

Lewis Hamilton y el jefe de Mercedes, Toto Wolff, aplaudieron el intento de innovar, pero coincidieron en que se necesitan más ajustes. Wolff propuso introducir reglas que impidan a los pilotos reducir deliberadamente el ritmo para frenar la carrera.

El problema de fondo sigue siendo el trazado de Mónaco: un circuito urbano estrecho y revirado donde adelantar es notoriamente difícil. El tamaño de los monoplazas modernos y la falta de espacio en pista limitan la acción real, convirtiendo la estrategia en el principal campo de batalla. Aunque la regla de las dos paradas aportó dramatismo en boxes, no logró generar batallas significativas en pista, dejando a muchos preguntándose si la norma debe ser perfeccionada o sustituida.