Las estadísticas que lo respaldan

La lucha por el Balón de Oro 2025 tiene dos nombres claros: Lamine Yamal y Ousmane Dembélé. El francés, sin embargo, parte con la ventaja de haber firmado una temporada de ensueño en lo colectivo y en lo individual. Fue pieza clave del PSG campeón de Champions y protagonista en un curso que quedará en la historia del club parisino.

Con 33 goles y 13 asistencias, Dembélé no solo fue el máximo goleador de la Ligue 1 por primera vez en su carrera (21 tantos), sino también elegido mejor jugador de la Champions League, donde marcó ocho goles y dio seis asistencias en 15 partidos. Un rendimiento que lo convirtió en el futbolista más decisivo del PSG en una sola temporada europea.

Impacto en los partidos importantes

El año de Dembélé no fue solo de cifras, sino también de noches memorables. Desde el golazo a Sommer en la final de Champions hasta sus tantos frente al Bayern y al Real Madrid en el Mundial de Clubes, el delantero mostró carácter y determinación en los escenarios más grandes.

Reposicionado como falso nueve por Luis Enrique, se transformó en el primer jugador de presión y contragolpe del equipo, un rol que elevó su influencia táctica y lo consolidó como líder indiscutible en ataque. A los 28 años, se convirtió en la referencia de un PSG que por fin alcanzó la gloria europea tras décadas de inversión.

¿Puede ganarlo?

El debate con Lamine Yamal está más vivo que nunca, pero los argumentos de Dembélé son sólidos. Ganar el primer “póker” del fútbol francés (Ligue 1, Copa, Champions y Supercopa) y hacerlo siendo la figura ofensiva del PSG lo convierten en candidato natural al galardón.

No premiar al francés este año sería, para muchos, un golpe a la esencia del fútbol colectivo. Su temporada fue perfecta, sus números históricos y su impacto incuestionable. Y aunque el futuro parece pertenecer a Yamal, el presente tiene nombre propio: Ousmane Dembélé.