Después de dos temporadas fuera, Lillard acordó un contrato de tres años y 42 millones de dólares con los Trail Blazers, un acuerdo que incluye una opción de jugador para la temporada 2027–28 y una cláusula de no traspaso total, una de las garantías más raras en el baloncesto profesional moderno.

El movimiento marca un emotivo regreso a casa para el nueve veces All-Star, quien pasó sus primeros 11 años estableciendo récords de franquicia y dejando un legado en los playoffs con Portland, antes de una inesperada etapa con los Milwaukee Bucks.

Del desvío en Milwaukee a la redención en Portland

La salida de Lillard en 2023 fue uno de los traspasos más impactantes de la liga, poniendo fin a una era en Portland y enviando al base a Milwaukee en busca de un título junto a Giannis Antetokounmpo. Pero la asociación estuvo marcada por la mala suerte: Lillard sufrió una trombosis venosa profunda y luego un devastador desgarro del tendón de Aquiles durante la primera ronda de los playoffs de 2025.

Tras ser cortado por los Bucks a principios de julio, se convirtió en uno de los agentes libres más codiciados, con varios equipos contendientes tanteando su interés — pero su corazón siempre perteneció a Rip City.

El nuevo contrato de Lillard, finalizado tras varias reuniones con el gerente general de los Blazers, Joe Cronin, y el entrenador Chauncey Billups, lo trae de vuelta para lo que podría ser un capítulo final a la altura de su historia en la NBA. Mientras se recupera de la lesión en el tendón de Aquiles, se espera que se pierda toda o gran parte de la próxima temporada, pero asumirá un papel clave de liderazgo en un vestuario joven y en reconstrucción en Portland.

Por qué este regreso importa

Más que una simple transacción, el regreso de Lillard resuena profundamente en todo el noroeste del Pacífico. Posee casi todos los récords importantes de la franquicia de los Blazers—destacando como el máximo anotador histórico—y lideró al equipo en ocho apariciones en playoffs, incluida una memorable carrera a las Finales de la Conferencia Oeste en 2019.

El movimiento también le permite a Lillard recuperarse y aportar en sus propios términos, mientras se reconecta con la comunidad que lo vio convertirse en una superestrella.

Contractualmente, el acuerdo le brinda a Lillard seguridad a largo plazo y, con la cláusula de no intercambio, tiene control total sobre dónde terminará su ilustre carrera. Para Portland, su sola presencia eleva el proyecto de reconstrucción y ofrece una mentoría invaluable para su núcleo joven.

Si los dioses del baloncesto le permiten una recuperación completa, su regreso garantiza que los fanáticos volverán a ver esas actuaciones decisivas que marcaron época en el Moda Center, cerrando el círculo de un legado que parecía inconcluso.

Por ahora, Rip City puede celebrar: el rostro de su franquicia está de vuelta para lo que promete ser un acto poético—y quizás final—con la camiseta donde todo comenzó.