¡Duelo de fanáticos en Los Ángeles!
En el marco del Mundial de Clubes 2025, el Rose Bowl Stadium fue testigo de una auténtica fiesta del fútbol latinoamericano. River Plate y Monterrey empataron en un duelo vibrante dentro del Grupo H, pero más allá del resultado, lo que se vivió en las gradas fue puro sentimiento, entrega y pasión.
Desde antes del pitazo inicial, la energía era palpable. Una hincha argentina, visiblemente emocionada, resumió lo que significaba este día para ella: “Hoy es la felicidad más grande del mundo. Es la primera vez que veo un partido de River Plate.” Su testimonio fue aún más conmovedor al revelar que su esposo, fanático del equipo, ya no está presente: “Lo extraño mucho. Pero acá lo veo en todos lados.”
Latinoamérica alza la voz en la Copa
El encuentro fue también un símbolo de orgullo continental. “Hoy Latinoamérica está ganando. Se vio con Boca, con Botafogo, con Monterrey. Las distancias se han achicado. Este es el torneo donde debemos hacernos ver y lo estamos haciendo bien”, comentaron desde la tribuna.
Hinchas de ambos equipos viajaron miles de kilómetros para estar presentes. Desde Nueva York, México, Argentina y más allá, todos coincidieron en una cosa: “Cualquier cosa por ver a River.” Algunos invirtieron miles de dólares, otros viajaron con lo justo, haciendo malabares entre trabajo y estudios para no perderse el partido.
Rivales dentro y fuera del campo
La pasión no faltó, ni siquiera entre los aficionados rivales. Un hincha de Monterrey mostró una bandera que recordaba los descensos de River y Tigres. Desde la otra vereda, la respuesta fue contundente: “Fue una tragedia, pero no cambiaría nada. River tocó fondo y se refundó.”
Otros simplemente lo viven a su manera. “Prefiero ver los partidos solo, grito y salto tanto que la gente cree que estoy loco”, dijo entre risas un fanático regiomontano, quien reveló que ya lleva gastados más de $7,000 dólares para seguir a su equipo.
Empate con sabor a ilusión
En lo deportivo, el 0-0 deja a ambos equipos con opciones. “Dependemos de nosotros. Si ganamos o empatamos el tercer partido, estamos en octavos”, analizó un seguidor de River. En Monterrey, la sensación era similar: “Esperábamos ganar, pero fue un partido espectacular.”
Al final, el Rose Bowl fue mitad argentino y mitad mexicano. Mitad Millonario, mitad Rayado. Pero 100% latino. El ambiente fue espectacular y dejó una gran lección: cuando se enfrentan las pasiones de América Latina, el fútbol se convierte en algo más que un juego.