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Perro destruye icónico balón del Mundial y desata sorpresa entre fanáticos
Una escena insólita durante una grabación terminó con un balón oficial del Mundial 2014 destrozado por un perro curioso. El momento se volvió viral en redes sociales.
Una mordida que dolió más que una eliminación
Mientras se grababa un reportaje relacionado con la historia de los balones de los mundiales, un suceso inesperado sorprendió a todos: un perro destruyó por completo un balón oficial de la Copa del Mundo Brasil 2014. El esférico, que tenía gran valor sentimental y económico, fue mordido hasta quedar inservible.
"¡No puede ser, realmente lo mordió!", exclamó uno de los presentes en el video mientras observaban incrédulos cómo el perro perforaba la superficie del balón. “Ese balón era muy caro… ya no lo es. Lo arruinaron”, agregó mientras intentaban recuperar los restos del objeto dañado. El incidente, que fue captado en video, muestra al perro muy tranquilo tras el caos, mientras en el fondo se escucha la resignación de quienes presenciaron el desastre: “Vamos a necesitar uno nuevo”.
El balón, una pieza de colección
El balón en cuestión no era cualquier pelota de fútbol. Se trataba de un esférico oficial de la Copa Mundial Brasil 2014, edición donde figuras como James Rodríguez, Lionel Messi, Thomas Müller y Neymar brillaron en la cancha. Este tipo de balones se ha convertido en pieza de colección para aficionados y periodistas deportivos, por lo que su pérdida fue tomada con una mezcla de tristeza y humor.
“Vamos a ver si se puede recuperar, pero la mordida va a dejar una marca importante”, comentó otro de los protagonistas del clip. A pesar del daño, el momento fue recibido con risas nerviosas, reconociendo que el accidente fue tan inesperado como gracioso. “No llores, se va a solucionar”, dijo alguien tratando de animar al dueño del balón.
Afortunadamente, al final del video, uno de los participantes se compromete a conseguir un reemplazo: “Vamos a tratar de ayudarte”, prometió.

Aunque el balón ya no rodará más, su historia —y su inesperado final— vivirá ahora como uno de esos momentos únicos que solo el fútbol (y un perro juguetón) pueden regalarnos.