La final de la Europa League 2024/25 no solo consagró a un nuevo campeón, también dejó un cruce caliente entre dos defensores centrales con historia: Cristian “Cuti” Romero y Harry Maguire. En un duelo de alto voltaje, ambos protagonizaron varios episodios de tensión que culminaron incluso después del pitazo final.

Tottenham vuelve a lo más alto de Europa

El Tottenham rompió una sequía de más de 40 años en el plano internacional al consagrarse campeón de la Europa League tras vencer 1-0 al Manchester United en San Mamés. El gol de Brennan Johnson fue suficiente para darle a los “Spurs” un título histórico y, además, sellar su clasificación directa a la próxima Champions League, en una temporada que había sido irregular en la Premier League.

Cuti, capitán y protagonista

Cristian Romero no solo fue titular en la final, sino que también llevó el brazalete de capitán debido a la ausencia de Heung-Min Son. Su rendimiento defensivo fue sólido, pero su nombre apareció en todos los titulares por los intensos cruces con Maguire, en una rivalidad que ya venía cargada de tensión.

Choques, gestos y provocaciones

La primera fricción se produjo a los 49 minutos, durante una jugada a balón parado en la que ambos se sujetaron con fuerza, obligando a que compañeros intervinieran para evitar una pelea mayor.

La tensión continuó a minutos del final. Maguire le cometió una fuerte falta a Romero, quien quedó tendido en el césped con gestos de dolor. Poco después, el defensor argentino respondió celebrando de forma provocadora un error de Maguire frente al arco, lo que volvió a caldear el ambiente.

El enfrentamiento siguió tras el partido

La tensión no se apagó con el silbatazo final. Al momento de los saludos entre jugadores, Romero se acercó a la zona del Manchester United. Al llegar donde estaba Maguire, este se negó a darle la mano. El argentino respondió con una palmada indiferente y siguió su camino. El inglés, visiblemente molesto, le pidió que se alejara, dejando claro que el enfrentamiento seguía más allá del campo.

La final dejó un nuevo título para el Tottenham, pero también un nuevo capítulo en la historia de una rivalidad que promete seguir dando que hablar