Cuando Anthony Davis está en la cancha, Dallas tiene una defensa de primer nivel, con su protección del aro corrigiendo errores de un perímetro inexperto liderado por el novato Cooper Flagg.

La dupla ya ha generado momentos en los que los rivales se ven obligados a lanzar desde media distancia o apurarse al final de la posesión, justo el tipo de entorno que un novato creador de juego necesita para crecer sin cargar con cada balón.

También está la cuestión del momento. Con la oficina central en transición tras el despido de Nico Harrison, apresurarse en un movimiento podría encasillar a los Mavericks en una identidad a largo plazo equivocada antes de que el nuevo grupo evalúe completamente hasta dónde puede llegar un núcleo Flagg-Davis una vez que la rotación se estabilice.

A corto plazo, Davis sigue siendo el mejor jugador de la plantilla y la opción más confiable en media cancha en partidos ajustados, algo que Dallas tendría dificultades para reemplazar de inmediato.

El argumento para un traspaso temprano

El contraargumento es duro pero justo. Davis ha disputado pocos partidos desde su llegada a Dallas, lo que refuerza un historial prolongado de problemas de disponibilidad que hacen que cualquier plan de playoffs se sienta frágil. Su valor de traspaso probablemente no será mayor que durante un período relativamente saludable, y otra lesión significativa podría convertir a esta estrella en una incógnita costosa.

La situación de capital de draft de Dallas aumenta la presión. La franquicia controla su primera selección de 2026, pero enfrenta una red compleja de intercambios y elecciones salientes más adelante en la década, dejando poca flexibilidad para remodelar el equipo si Davis decae en sus primeros años de los 30.

Moverlo ahora podría generar múltiples selecciones de primera ronda y piezas jóvenes, dando a los Mavericks una vía más clara para construir un plan totalmente alineado con los mejores años de Flagg.

Encontrando la respuesta correcta

En realidad, la decisión depende tanto del rol y la mentalidad de Davis como de sus estadísticas. Si insiste en jugar principalmente como ala-pívot una vez que Daniel Gafford y Dereck Lively II estén saludables, las alineaciones podrían congestionar rápidamente a un equipo que ya necesita espacio para que Flagg ataque y genere juego.

La disposición de Davis a asumir más minutos como pívot, a colocar más pantallas y a consolidarse como ancla defensiva facilitaría justificar su permanencia.

Por ahora, la jugada más inteligente podría ser la paciencia, con un plazo en mente. Dallas puede usar los próximos meses como una prueba de estrés en vivo de la dupla Flagg-Davis, mientras observa el mercado discretamente y se prepara para actuar si un paquete de selecciones y talento joven alcanza un umbral innegable.