En un episodio reciente de su pódcast "Mind the Game" junto a Steve Nash, la superestrella de Los Angeles Lakers, LeBron James, defendió dos audaces cambios en las reglas: reducir los partidos de la NBA de 48 a 40 minutos y adoptar la regla de interferencia de FIBA, que permite a los jugadores tocar el balón en el aro tan pronto como haga contacto con él.

Partido de 40 minutos: urgencia y evolución

La primera propuesta de LeBron —reducir la duración de los partidos de la NBA a 40 minutos— alinearía a la liga con los estándares del baloncesto internacional. Según él, el formato más corto genera un estilo de juego más rápido y urgente, eliminando el ritmo lento y progresivo que a menudo se ve en los partidos de la NBA.

“El juego de 40 minutos es interesante. Porque todo sucede tan rápido… Y no hay forma de entrar en calor en un partido internacional. Eso le da un sentido de urgencia adicional”, explicó James.

Aunque el comisionado de la NBA, Adam Silver, ya ha mencionado anteriormente la posibilidad de acortar los partidos, el respaldo de LeBron aporta un peso considerable a la discusión. Aun así, James reconoce que modificar un formato que ha sido una piedra angular de la liga durante décadas no será tarea fácil.

Los récords, estadísticas y expectativas de los aficionados en la NBA están todos construidos en torno al formato de 48 minutos, por lo que un cambio así requeriría una transformación cultural entre jugadores, fanáticos y también dentro del modelo de negocio de la liga.

Quienes apoyan esta modificación señalan posibles beneficios como una menor carga física para los jugadores, menos lesiones y carreras más largas para las estrellas. Los críticos, en cambio, cuestionan si los fanáticos aceptarían “menos baloncesto” por el mismo precio y cómo la liga manejaría su rica historia estadística.

Regla de interferencia al estilo FIBA: más emoción en la pintura

La segunda sugerencia de James es adoptar la regla de interferencia de FIBA, que permite a los defensores tocar o desviar el balón tan pronto como haga contacto con el aro, en lugar de tener que esperar a que salga del cilindro imaginario sobre la canasta, como exige actualmente la NBA.

Esta norma, que James conoce bien por su experiencia con la selección de EE. UU., podría aportar mayor emoción y dinamismo en la lucha por los rebotes y en situaciones clave al final de los partidos.

“Siempre me ha intrigado la regla de interferencia. De hecho, me encanta. Es emocionante. No ocurre tan seguido como uno pensaría”, dijo James, señalando que, aunque suena dramática, la frecuencia de esas jugadas es menor de lo que muchos imaginan. Cree que esta regla podría hacer el juego más dinámico, especialmente en partidos cerrados donde cada rebote y palmeo cuenta.

Cambiar la regla de interferencia requeriría ajustes por parte de jugadores y entrenadores, pero se considera una modificación menos drástica que reducir la duración de los partidos. Además, podría ayudar a las defensas a contrarrestar el reciente aumento de anotaciones y lanzamientos de tres puntos en la NBA.