El Bosterito llega al Mundial de Clubes
En medio de los festejos por el paso de Boca Juniors en el Mundial de Clubes, apareció un invitado inesperado que se robó todas las miradas… y las fotos. No fue un jugador ni una celebridad: fue el Bosterito, un Fiat 600 restaurado y convertido en homenaje rodante al club xeneize por su dueño, Gabriel, un fanático que puso el alma en cada detalle.
“Me lo mandaron destruido desde Argentina, lo dejé años en lo de mi mamá en Pensilvania… pero un día lo vi y se me cayeron las lágrimas. Le puse amor, lo restauré, lo pinté azul y amarillo, y nació el Bosterito,” cuenta emocionado.
Un auto, tres ídolos y mil historias
Cada rincón del Bosterito tiene sentido. En la carrocería se puede ver a Martín Palermo, Juan Román Riquelme y Diego Maradona, tres leyendas grabadas con un wrap que fue cuidadosamente diseñado. “Quería algo que me represente de verdad. No solo un auto pintado, sino un símbolo de lo que Boca significa para mí.”
El interior está lleno de detalles hechos a mano: desde el tapizado artesanal con cuerina sobrante, hasta el ventilador adaptado para el calor de Miami. “No tiene aire, es un carrito viejo. Pero es mío, y lo hice todo con esfuerzo y pasión.”
De Pensilvania a Miami: Boca también se vive en cuatro ruedas
Gabriel no lo usa solo para los partidos: el Bosterito va al supermercado, al gimnasio y hasta a eventos en otras ciudades. Para llevarlo a Miami, lo montó en un tráiler y lo exhibió con orgullo: “Nos frenan en la calle, se sacan fotos. Incluso hinchas del Bayern me pidieron fotos. Eso es el fútbol.”
Después del partido frente al equipo alemán, Gabriel planeaba ir al hotel donde se hospedaban los jugadores. “Si Román me firma el auto… ya está, me muero tranquilo. Le invito un asadito si quiere.”